30.8.06

otro post de P.

... y un día llego a su casa (de esto hace muuuchos años) y lo encuentro leyendo un diccionario enciclopédico (pero leyendo, no hojeándolo) y le pregunto qué onda, y me responde algo así como "no tengo otra cosa para leer" ...

28.8.06

Dadas las propiedades topológicas de nuestra naturaleza corporal -a pesar de lo que sostienen algunos somos seres básicamente toroidales- un procedimiento apenas exagerado, un pequeño error de cálculo, una mínima distracción, puede conducir a que uno se dé vuelta del revés -literalmente- quedando con la entraña expuesta. O con lo extraño impuesto, que es casi lo mismo.

25.8.06

un post de P.

Realizar una maniobra osteoarticular en las cervicales y sacar una buena foto requieren exactamente lo mismo: observar expectante y esperar el instante exacto para accionar. Y este tipo de pensamientos aparecen para darle un poco de paz a mi corazón aparentemente repartido en miles de intereses.

Gracias cuti por invitarme a participar de tu blop, yo sé que en el fondo es una forma de entusiasmarme para que abra el mío. Pero la verdad, ¿no es mucho mas lindo ser invitada?

17.8.06

Pero no boluda, si vos vistes lo que tomé. No boluda, dos vasos. Sí, dos, te juro. No, en pedo no, mirá sí... Bueno, pero entonces le mandé un mensajito a ver qué onda. Que me quería ver, qué se yo. Obvio que se dio cuenta boluda, vos me conocés. Y, estuvimos hablando un ratito y después lo hicimos. Lo hicimos... boluda, ya sabés. Sí, bueno. Y después lo llamaron los amigos, le decían que iban a la casa, y yo le decía deciles que no vengan. Porque no daba boluda, no daba ni un poco!!! Acabábamos de hacerlo. No te rías boluda, te estoy hablando en serio. Sí, vinieron y bajamos como para ir a algún lado pero el hijo de puta me fletó. Sí, me dijo que me vaya. Me metió en un taxi. Yo no estaba enganchada, bueno, después un poco sí. Sí, al principio él también, decía que venía de una relación larga, que no quería tener novia. No, no cambió, pero después me mandaba mensajitos que me quería ver. Dos. Sí, capaz de que yo pensé otra cosa pero ponete en mi lugar. Sí, pero no todo es hacerlo y pasarla bien. No te rías boluda. Bueno, no sé, pero me fletó, entendés, me metió en un taxi y casi que me echó a la mierda. Sí. Sí... más o menos... no... No sé, hablá vos con él, es tu primo. No sé, pero ponete en mi lugar, cómo me va a tratar así? Tengo treinta y dos años boluda. No te rías.

15.8.06

Seguramente porque recibí la carta del cementerio en la que me dicen que si no hago no sé qué trámite lo van a tirar al osario. O tal vez porque el tema está fresco en las conversaciones de algunos amigos. O porque se cumplen siete años del día en que murió. Por todo eso, y quién sabe por qué otros motivos, hoy lo recuerdo. No como quisiera, claro, sino como puedo. Pero es que el pelotudo hizo todo lo posible para que hoy lo recuerde así, y yo todavía no aprendí a recordar también lo otro. ¿Me entendés? No podía venir y aparecerse de la nada, diez años después, para que me haga cargo de él y lo interne. Pero apareció y lo interné. Y yo sólo puedo recordar a partir de ahí. Cuando después de que la enfermera constatara la lesión en el ano él le dijera que, desesperado por no poder cagar, había intentado sacarse la mierda con los dedos. Cuando en el baño del hospital abrí la canilla al mango para tapar el ruido de mi respiración, agarré un trapo y lo limpié. Cuando inconsciente trataba con todas sus fuerzas de meter un poco de aire en sus pulmones. Cuando en la morgue lo pasaban como bolsa de papas de la camilla al ataúd, en bolas. Esa es la última imagen que tengo de mi viejo, y la primera que veo hoy cuando lo recuerdo.

12.8.06

Vení, haceme la borracha. Partime la botella en la cabeza. Poneme las pastillas en la boca que me las trago con Whisky Sour. Clavame los tacos, mordeme. Monologame y decime Marta, ja! Actuame encima. Eso, haceme todo el numerito. Hacé de cuenta que soy el piso y desmayate sobre mí, colgate de mi ventana y gritale puta a la chirusita de la villa. Y si te caés y te lastimás otra vez, si te sale sangre otra vez, te prometo que te la voy a lamer (no te digo que te la voy a chupar porque queda feo decir que te voy a chupar la sangre). Yo te hago lo que quieras, te digo lo que quieras. Dame el texto, un guión, no sé cómo carajo se dice. Me quedo mudito si no. Quietito, durito, como la muñeca. Muertito. Estoy tan cansado. ¿Me vas a hacer lo que le hiciste a la muñeca? Dale, haceme lo que le hiciste a la muñeca. ¿Tengo que rezar, tengo que gritar? Y bueno, listo, no voy a andar discutiendo. Hoy no, estoy muy cansado. Me rendí, podés hacerme lo que quieras. Hoy ganaste vos.

11.8.06

If I were a weapon you said I'd be a gun: lethal at close range, I guess, with silencer and stun. But I feel more like a needle, always pulling on the thread, always making the same point again and wondering if you heard what I just said.

If you were a weapon a hammer's what you'd be: blunt and heavy at the end and coming down on me. But I've concealed a weapon in a pocket knife attack, all folded up inside until you see the shine and then you'll want it back.

If I were a weapon you said I'd be a gun: lethal at close range, I guess, with silencer and stun. Well, if I am that weapon I am pointing now at you, so just put down the hostage and we'll talk it down until we see this through.


Suzanne Vega, If I were a weapon, Songs in Red & Gray, 2001.

8.8.06

oshiete kudasai

Hace cosa de un mes, y con un intervalo de pocos días, comencé las clases de kendō y resolví mi problemita con Kill Bill I y II -en ese orden- por lo que ya estoy en condiciones de adelantar una conclusión preliminar. El sensei casi no me registra, pero tengo la impresión de que el sempai está haciendo conmigo (salvando las insalvables distancias, como la que existe entre Uma Thurman y yo*) lo que Pai Mei con Black Mamba. Me parece que no estoy haciendo las cosas mal y voy relativamente rápido, y que precisamente por eso el sempai cree ver en mis ojos un brillo como de orgullo, de desafío, que estaría decidido a doblegar. Lo que no sabe es que si pretende tenerme un año o más barriendo el piso del dojo y practicando sólo el okuriashi, lo haré con la mayor docilidad, mi mejor cara de nada, diciéndole hai y con el mismo brillo en la mirada.

* Snif, snif.

1.8.06

azar I

Eso que comenzó como un round de lucha libre terminó con un empujón y el codo de Pablo incrustado en la guitarra de mi hermana en una confusión de madera, sangre, cuerdas y ruidos de roturas varias. No me preocupé demasiado: a mi hermana le interesaba la música, consecuentemente a mí no. Pero mi viejo, a su modo, logró captar mi interés de inmediato: tuve que hacerme cargo de reponer el instrumento con mis ahorros. Como éstos eran escasos al principio recurrí al préstamo. Martín –el músico del grado- me facilitó por un tiempo su guitarra azul (parecida a la de Jolimeo) lo que me hizo pensar que un instrumento no necesariamente debía ser feo. Luego Sergio me ofreció en venta una cosa de lata tan extraña que la tuve que rechazar*, y en cambio acepté la propuesta de Fernando: una guitarra que su padre –integrante del Cuarteto o Quinteto o Sexteto Imperial- había descartado, y cuyo puente sólo la pericia del viejo D´Agostino consiguió mantener en su lugar natural. El instrumento en sí me salió barato, el arreglo evaporó mi dinero. Pero claro, no había muchas formas de rechazar una propuesta de Fernando: además de ser el winner del grado tenía un séquito de patovicas que podían molerte los huesos antes de que pudieras decir Juan Pérez.

La cuestión es que con el tiempo la cosa comenzó a gustarme y, consecuentemente, a no gustarle a mi hermana. Y quiso Clapton que se hiciera la electricidad, y la electricidad se hizo. Durante meses le rompí los quinotos a mi viejo hasta que finalmente contribuyó para la Mellow String Les Paul con plastiquitos pegados en los trastes y el Alarsonic Mac 12 con un agujero en el parlante. Era la época del consumo ilegal de Toco & Canto y de mi primera banda, la del pescado no rabioso, con H.B. y su Mellow String Jazz Bass comprado con mi asesoramiento experto (¿?) y F.B., cuyo órgano Farfisa lo había ganado en el programa de Carlitos Balá. Y luego mi banda de la adolescencia, la del nombre inspirado en “El Señor de los Anillos” (sí, unos adelantados). J., P., R. y yo, y más tarde el gran –en todo sentido- J.P. en lugar de R., y después el gran –por edad- M.B.G.- en el lugar del músico profesional que ninguno de nosotros era. Hubo muchos cambios de instrumentos y equipos pero sólo recordaré hoy mi primera guitarra en serio, la legendaria Epiphone Genesis, tan negra, brillante y pesada como un piano, y que no tenía funda sino estuche.

¿Hubiera podido imaginar mi viejo que en su intento por hacerme un tipo responsable** había terminado por crear una cosa mucho peor, un monstruo: un hijo músico? ¿Hubiera hecho otra cosa de habérselo imaginado?

* No termino de lamentarlo: me perdí un National Dobro a un precio de regalo.
** Intento cuyo éxito no es mi intención juzgar en este post.